Eme
Si tuviera que hacer una lista para anotar las cosas que debía finalizar, definitivamente M estaría en primer lugar. Su cabeza sólo daba vueltas, hacia atrás nada más, como si sólo pudiera retroceder sobre los pasos ya dados.
Pasaban los días, pasaba la vida y sus pensamientos sólo iban en dirección al pasado, como si indirectamente quisiera clavarse dagas en el corazón. Un mar de dudas sacudía su presente y volvían interrogantes comandados por el penoso "quizás". Esa manía de preguntarse "qué hubiera pasado" se repetía constantemente en su cabeza, sin ganas de marcharse, sintiéndose cada vez más fuerte, resonando cada minuto con más estruendo, haciéndose implacable, invencible... Abriendo heridas internas de difícil cicatrización, dejando incertidumbre una vez más. Sacando la respiración y las ganas de vivir, las ganas de continuar...
M era una incógnita que seguía en el mismo lugar en que empezó. Era un acertijo que no se despejaba, ni quería moverse de su cómodo sitio. Era una serie de punzadas dolorosas en lo más profundo del alma. Era un rechazo constante hacia sí misma. Era un sufrimiento que no parecía encontrar su fin. Era el amargo y triste sabor de la soledad.
M había sido todo en su vida: su faro, su guía, su camino, sus primeros pasos.
Había sido fuente de conocimiento, de entender al mundo como tal y saber que las personas pasan, pero los amores verdaderos quedan.
M había sido compañero incondicional, aventurero hasta el cansancio, un amparo a las desilusiones, un cable a tierra necesario.
M había sido amor. Su primer amor. Aquel que dio todo por ella y que hubiera dado más si se hubiera dado el caso. Había sido sus ganas de progresar, de ser alguien, de dar todo.
M había sido todo en su vida.
Pero ahora no era más que un recuerdo que no lograba dejarla en paz.
Pasaban los días, pasaba la vida y sus pensamientos sólo iban en dirección al pasado, como si indirectamente quisiera clavarse dagas en el corazón. Un mar de dudas sacudía su presente y volvían interrogantes comandados por el penoso "quizás". Esa manía de preguntarse "qué hubiera pasado" se repetía constantemente en su cabeza, sin ganas de marcharse, sintiéndose cada vez más fuerte, resonando cada minuto con más estruendo, haciéndose implacable, invencible... Abriendo heridas internas de difícil cicatrización, dejando incertidumbre una vez más. Sacando la respiración y las ganas de vivir, las ganas de continuar...
M era una incógnita que seguía en el mismo lugar en que empezó. Era un acertijo que no se despejaba, ni quería moverse de su cómodo sitio. Era una serie de punzadas dolorosas en lo más profundo del alma. Era un rechazo constante hacia sí misma. Era un sufrimiento que no parecía encontrar su fin. Era el amargo y triste sabor de la soledad.
M había sido todo en su vida: su faro, su guía, su camino, sus primeros pasos.
Había sido fuente de conocimiento, de entender al mundo como tal y saber que las personas pasan, pero los amores verdaderos quedan.
M había sido compañero incondicional, aventurero hasta el cansancio, un amparo a las desilusiones, un cable a tierra necesario.
M había sido amor. Su primer amor. Aquel que dio todo por ella y que hubiera dado más si se hubiera dado el caso. Había sido sus ganas de progresar, de ser alguien, de dar todo.
M había sido todo en su vida.
Pero ahora no era más que un recuerdo que no lograba dejarla en paz.

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