Tristeza de ciudad
Es verano y los días son más largos, más lindos. Hay otro ambiente. La ciudad está rara desde que te fuiste. Y pareciera que hace un año que está así. Es de noche. Y este marco se repite una y otra vez... En mi mente suenan canciones tristes y, entre ellas, entre sus melodías y sus letras, se mezcla nuestra historia. Ahí estamos vos y yo. Empezamos juntos. Seguimos. Pero algo, cosas del destino, nos separaron. Y ahora, yo en un extremo, vos en el otro... Ahora vuelve todo una vez más.
Trabajo mucho, pero no lo suficiente como para no recordarte, como para no pensar en vos. Entre mis obligaciones diarias, entre mis cosas, en algún hueco, tu cara aparece. Y junto a ella, se vislumbran tu voz, tus gestos, tus palabras. Y te extraño, extraño hablarte, saberte ahí. Extraño la ansiedad que me generabas cada vez que nos íbamos a ver. Extraño contarte mi vida, mis días, mis cosas más insignificantes. Y se me iluminan los ojos como la primera vez que te vi... Reacciono y me desvanezco junto con el día... Reaparezco en esta realidad que lleva tu nombre. Se viene la noche y, con ella, los recuerdos. En mi mente, acá, estamos los dos, en los buenos tiempos, cuando todo empezaba, cuando todo era perfecto... Era risas, era vernos, era compartir, era estar juntos, era conocernos y aceptarnos, era pasarla bien, era ser nosotros mismos... Pero ahora estamos en caminos bifurcados. Y acá estoy yo, esperando encontrarte para seguir avanzando, aguantando las noches y los días, que a veces hastían, que causan molestia...
Se termina mi jornada laboral y yo camino bajo los juegos de luces de la calle. Todo me causa nostalgia. Pienso en la ciudad y en que no es la misma desde que no estás. Tengo plena conciencia de que te fuiste, pero fantaseo con verte venir hacia mí una vez más, cruzando la avenida, iluminado por la noche.
Estoy sola (de nuevo), esperando el micro, fumando un cigarrillo, mirando el celular, observando a mi alrededor, esperando ver tu figura por cualquier lado. Y vuelvo a reaccionar. Me doy cuenta que es imposible, que sólo son ganas, producto de un deseo, no más que eso. Miro hacia el frente como cayendo en cuenta. Miro al piso. Cierro los ojos... Los abro desesperanzados de cualquier novedad. La ciudad está vacía, todavía faltás vos.
Soy yo, la calle, las luces y la oscuridad.
Sos vos, bien lejos, en la tuya.
Soy yo, con todo esto que siento.
Sos vos, bien lejos, sin ganas de irte.
Soy yo, trayéndote a mi vida.
Soy yo, alucinando, esperando.
Soy yo, queriendo, deseando que la realidad se dé vuelta.
Soy yo, haciendo todo eso para recordarte...
Soy yo, sí, pero yo sola.
Trabajo mucho, pero no lo suficiente como para no recordarte, como para no pensar en vos. Entre mis obligaciones diarias, entre mis cosas, en algún hueco, tu cara aparece. Y junto a ella, se vislumbran tu voz, tus gestos, tus palabras. Y te extraño, extraño hablarte, saberte ahí. Extraño la ansiedad que me generabas cada vez que nos íbamos a ver. Extraño contarte mi vida, mis días, mis cosas más insignificantes. Y se me iluminan los ojos como la primera vez que te vi... Reacciono y me desvanezco junto con el día... Reaparezco en esta realidad que lleva tu nombre. Se viene la noche y, con ella, los recuerdos. En mi mente, acá, estamos los dos, en los buenos tiempos, cuando todo empezaba, cuando todo era perfecto... Era risas, era vernos, era compartir, era estar juntos, era conocernos y aceptarnos, era pasarla bien, era ser nosotros mismos... Pero ahora estamos en caminos bifurcados. Y acá estoy yo, esperando encontrarte para seguir avanzando, aguantando las noches y los días, que a veces hastían, que causan molestia...
Se termina mi jornada laboral y yo camino bajo los juegos de luces de la calle. Todo me causa nostalgia. Pienso en la ciudad y en que no es la misma desde que no estás. Tengo plena conciencia de que te fuiste, pero fantaseo con verte venir hacia mí una vez más, cruzando la avenida, iluminado por la noche.
Estoy sola (de nuevo), esperando el micro, fumando un cigarrillo, mirando el celular, observando a mi alrededor, esperando ver tu figura por cualquier lado. Y vuelvo a reaccionar. Me doy cuenta que es imposible, que sólo son ganas, producto de un deseo, no más que eso. Miro hacia el frente como cayendo en cuenta. Miro al piso. Cierro los ojos... Los abro desesperanzados de cualquier novedad. La ciudad está vacía, todavía faltás vos.
Soy yo, la calle, las luces y la oscuridad.
Sos vos, bien lejos, en la tuya.
Soy yo, con todo esto que siento.
Sos vos, bien lejos, sin ganas de irte.
Soy yo, trayéndote a mi vida.
Soy yo, alucinando, esperando.
Soy yo, queriendo, deseando que la realidad se dé vuelta.
Soy yo, haciendo todo eso para recordarte...
Soy yo, sí, pero yo sola.

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