Madame Bovary- Fragmentos
- "Bailes alegres se desplegaban dentro de su cabeza, y como una bailarina sobre las notas de la alfombra, su pensamiento brincaba con las notas, meciéndose de sueño en sueño, de tristeza en tristeza".
- "Y además, ¿no le parece a usted -replicó madame Bovary- que el espíritu boga más libremente sobre esa extensión ilimitada, cuya contemplación eleva el alma y sugiere ideas de infinito, de ideal?"
- "¿Le ha ocurrido alguna vez -prosiguió León- encontrar en un libro una idea vaga que se ha tenido, alguna imagen oscura que vuelve de lejos, algo así como la exposición completa de su sentimiento más sutil?"
- "Todo le pareció envuelto en una atmósfera sombría, que flotaba confusamente sobre las cosas, y la pena se adentraba en su alma con quejidos suaves, como hace el viento en los castillos abandonados. Era ese ensueño que forjamos en la mente sobre lo que ya no volverá, el cansancio que nos invade después del hecho consumado, ese dolor, en fin, producido por la interrupción del movimiento habitual, el cese brusco de una vibración prolongada".
- "Sí, llega un día -repitió Rodolphe-, un día, súbitamente, cuando ya se había perdido la esperanza. Entonces se entreabren los horizontes y parece oírse una voz que grita: "Aquí está la dicha!" Uno siente la necesidad de hacer a esa persona la confidencia de su vida, de darle todo, de sacrificar todo. No se explica, se adivina. Se la ha vislumbrado en sueños -y él la miraba-. Por fin, está ahí, ese tesoro que tanto se ha buscado, ahí, delante de nosotros; brilla y resplandece. Sin embargo, aún se duda, aún no se atreve uno a creer en él; y nos quedamos deslumbrados, como si saliéramos de las tinieblas a la luz".
- "El deber es sentir lo grande, amar lo que es bello, y no aceptar todos los convencionalismos de la sociedad, con las ignominias que ella nos impone".
- "¿Por qué arremeter contra las pasiones? ¿No son lo único hermoso que hay sobre la tierra, la fuente del heroísmo, del entusiasmo, de la poesía, de la música, de las artes, en fin de todo?"
- "Pero ningún deleite descendía de los cielos, y se levantaba con los miembros cansados, con el vago sentimiento de un inmenso engaño".
- "Nunca había conocido aquella gracia de lenguaje, aquel pudor en el vestido, aquellas actitudes de paloma adormilada. Admiraba la exaltación de su alma y los encajes de su falda. Además, ¿no era "una mujer de mundo" y una mujer casada, en fin, una verdadera amante?"
- "Era la enamorada de todas las novelas, la heroína de todos los dramas, aquella vaga "ella" de todos los libros de versos. Encontraba en sus hombros el color de ámbar de la "Odalisca en el baño"; tenía el largo talle de las castellanas feudales; se parecía también a la "Mujer pálida de Barcelona", pero por encima de todo, era un ángel".
- "Y además, ¿no le parece a usted -replicó madame Bovary- que el espíritu boga más libremente sobre esa extensión ilimitada, cuya contemplación eleva el alma y sugiere ideas de infinito, de ideal?"
- "¿Le ha ocurrido alguna vez -prosiguió León- encontrar en un libro una idea vaga que se ha tenido, alguna imagen oscura que vuelve de lejos, algo así como la exposición completa de su sentimiento más sutil?"
- "Sí, llega un día -repitió Rodolphe-, un día, súbitamente, cuando ya se había perdido la esperanza. Entonces se entreabren los horizontes y parece oírse una voz que grita: "Aquí está la dicha!" Uno siente la necesidad de hacer a esa persona la confidencia de su vida, de darle todo, de sacrificar todo. No se explica, se adivina. Se la ha vislumbrado en sueños -y él la miraba-. Por fin, está ahí, ese tesoro que tanto se ha buscado, ahí, delante de nosotros; brilla y resplandece. Sin embargo, aún se duda, aún no se atreve uno a creer en él; y nos quedamos deslumbrados, como si saliéramos de las tinieblas a la luz".
- "¿Por qué arremeter contra las pasiones? ¿No son lo único hermoso que hay sobre la tierra, la fuente del heroísmo, del entusiasmo, de la poesía, de la música, de las artes, en fin de todo?"
- "Pero ningún deleite descendía de los cielos, y se levantaba con los miembros cansados, con el vago sentimiento de un inmenso engaño".
- "Nunca había conocido aquella gracia de lenguaje, aquel pudor en el vestido, aquellas actitudes de paloma adormilada. Admiraba la exaltación de su alma y los encajes de su falda. Además, ¿no era "una mujer de mundo" y una mujer casada, en fin, una verdadera amante?"
- "Era la enamorada de todas las novelas, la heroína de todos los dramas, aquella vaga "ella" de todos los libros de versos. Encontraba en sus hombros el color de ámbar de la "Odalisca en el baño"; tenía el largo talle de las castellanas feudales; se parecía también a la "Mujer pálida de Barcelona", pero por encima de todo, era un ángel".
- "Por otra parte, por más que se sintiese humillada por la bajeza de semejante felicidad, se sentía atada a ella por costumbre o por corrupción; y, a fuerza de querer aumentarla demasiado, se aferraba a ella más y más, hasta agotarla. Culpaba a León de sus esperanzas decepcionadas, como si la hubiese traicionado; y hasta deseaba una catástrofe que condujera a la separación, puesto que no tenía el valor para decidirse a romper".
- "Pero al escribir percibía a otro hombre, a un fantasma hecho de sus más ardientes recuerdos, de sus más bellas lecturas, de sus más fuertes deseos; y, por fin, se le hacía tan verdadero y accesible que palpitaba maravillada, sin poder, sin embargo, imaginarlo claramente, hasta tal punto se perdía como un dios bajo la abundancia de sus atributos. Aquel fantasma habitaba en la celeste región, donde las escalas de seda se mecen en los balcones, bajo el soplo de las flores, al claro de la luna. Ella lo sentía a su lado, estaba por llegar y la raptaría entera en un beso. Después volvía a desplomarse, fatigada, pues aquellos impulsos de amor imaginario la agotaban más que las grandes orgías".




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