Monólogo en el consultorio del psicólogo
Lo siguiente se escuchó en un consultorio psicológico de Microcentro, en
-Ojalá pudiera tomarme todo con la misma liviandad que ahora, ojalá me pueda acordar, cuando me vaya, de todo esto que voy a decir. Me hago cargo de que estoy tratando de cambiar. Hay incógnitas en mi cabeza... Pero lo dije hoy: todo es muy sencillo, yo soy la rebuscada, yo soy la que siempre quiere darle una vuelta más a la tuerca, sabiendo que, consciente o inconscientemente, en algún momento se puede gastar, ¿entendés? Prefiero pecar de sincera a ser una hipócrita, te digo la verdad, ya estoy cansada... Bueno, ¿qué más te puedo decir? Sólo prometerme a mí misma procurar no enroscarme más de lo que estoy... Y vos sabés que esto trae a colación que el otro día leí un posteo en facebook que decía 'todos los sitios son parte del viaje', pero la incertidumbre de esperar al próximo destino es lo que poco a poco me enloquece. Ese consuelo 'lo mejor está por llegar', ¿por llegar a dónde? Me brota la ansiedad por los poros, ¿entendés? Pero bueno, volvamos... la cosa es procurar no irme más allá, ¿no?... Pensar acá y ahora, estando con vos en el consultorio, no tiene porqué ser tan difícil, no tengo porqué irme. Pero la terapia también es un poco eso y vos me invitaste a hacer diván... Ese día no me lo voy a olvidar más, porque fue para que podamos hacer uso de esto que llamás 'asociación libre'... Además, bueno, tengo que empezar a aceptar que no todo está bajo mi control y que eso justamente es la REALIDAD, ¿no? Vos, ¿qué decís? Bueno, y siempre derivo en el mismo pensamiento, ¿no? Por supuesto... Eso que está ahí, picándome los sesos, '¿qué va a pasar con él, con nosotros?' Porque, o sea, yo jugué mis cartas hoy, te cuento, le mandé un mensaje... Pero ahí está el error, ¿ves? ¿Ves de lo que me doy cuenta? De pensar que ésta es una partida que DEBO ganar, ¿ves? Ahora que te lo cuento, me doy cuenta. Pensar que soy parte de una competencia en la cual, si doy algo "de más", puedo perder. ¿No es más fácil, simplemente, relajarme y exteriorizar lo que me pasa? Que extraño locamente a una persona y que estoy tratando de decírselo con mil gestos y símbolos, pero nunca con las palabras mismas, pero que aún así, ¡pretendo que me entienda! Que si no largo una palabra de más es porque tengo miedo que aquel ser me lastime, que sea uno más en esta lista sin fin, que vos ya conocés. Odio estos estados de melancolía absurdos, mezclados con paranoia también, porque sí, digamos la verdad, hay bastante paranoia. Y con eso que vos me dijiste que es una neurosis, que estruja pensamientos, de pensamientos, de pensamientos. Y acá estoy yo, que no sé qué hacer ante su falta de respuestas y que trato de no perturbarme pensando en posibles variantes o soluciones a todos los acertijos que se entretejen adentro mio. Será que todo esto, al final, es un juego de mi propia mente paranoica, no sé, vos me sabrás decir mejor, que no hace más que jugarme malas pasadas y estados, que me engaña. O sea, porque también, ¡puede ser eso! Las respuestas no están en mí y me desvivo interrogando a todo el mundo para encontrar una solución. Pero nadie me entiende, nadie me escucha, y yo con estos pensamientos, después de volcarlos afuera, los recojo y me los llevo a otro lado. Como una bolsa de ropa sucia, ¿viste? Que vas acumulando ropa, así hasta llenar la bolsa y poder hacer que lo que gastes en el lavadero valga la pena, porque te lavaron un montón de cosas que fuiste acumulando. Mmm, me perdí ya, ¿a qué vine?
-... Bueno, y después de todo esto que dijiste, ¿por dónde querés empezar la sesión de hoy?
-Ojalá pudiera tomarme todo con la misma liviandad que ahora, ojalá me pueda acordar, cuando me vaya, de todo esto que voy a decir. Me hago cargo de que estoy tratando de cambiar. Hay incógnitas en mi cabeza... Pero lo dije hoy: todo es muy sencillo, yo soy la rebuscada, yo soy la que siempre quiere darle una vuelta más a la tuerca, sabiendo que, consciente o inconscientemente, en algún momento se puede gastar, ¿entendés? Prefiero pecar de sincera a ser una hipócrita, te digo la verdad, ya estoy cansada... Bueno, ¿qué más te puedo decir? Sólo prometerme a mí misma procurar no enroscarme más de lo que estoy... Y vos sabés que esto trae a colación que el otro día leí un posteo en facebook que decía 'todos los sitios son parte del viaje', pero la incertidumbre de esperar al próximo destino es lo que poco a poco me enloquece. Ese consuelo 'lo mejor está por llegar', ¿por llegar a dónde? Me brota la ansiedad por los poros, ¿entendés? Pero bueno, volvamos... la cosa es procurar no irme más allá, ¿no?... Pensar acá y ahora, estando con vos en el consultorio, no tiene porqué ser tan difícil, no tengo porqué irme. Pero la terapia también es un poco eso y vos me invitaste a hacer diván... Ese día no me lo voy a olvidar más, porque fue para que podamos hacer uso de esto que llamás 'asociación libre'... Además, bueno, tengo que empezar a aceptar que no todo está bajo mi control y que eso justamente es la REALIDAD, ¿no? Vos, ¿qué decís? Bueno, y siempre derivo en el mismo pensamiento, ¿no? Por supuesto... Eso que está ahí, picándome los sesos, '¿qué va a pasar con él, con nosotros?' Porque, o sea, yo jugué mis cartas hoy, te cuento, le mandé un mensaje... Pero ahí está el error, ¿ves? ¿Ves de lo que me doy cuenta? De pensar que ésta es una partida que DEBO ganar, ¿ves? Ahora que te lo cuento, me doy cuenta. Pensar que soy parte de una competencia en la cual, si doy algo "de más", puedo perder. ¿No es más fácil, simplemente, relajarme y exteriorizar lo que me pasa? Que extraño locamente a una persona y que estoy tratando de decírselo con mil gestos y símbolos, pero nunca con las palabras mismas, pero que aún así, ¡pretendo que me entienda! Que si no largo una palabra de más es porque tengo miedo que aquel ser me lastime, que sea uno más en esta lista sin fin, que vos ya conocés. Odio estos estados de melancolía absurdos, mezclados con paranoia también, porque sí, digamos la verdad, hay bastante paranoia. Y con eso que vos me dijiste que es una neurosis, que estruja pensamientos, de pensamientos, de pensamientos. Y acá estoy yo, que no sé qué hacer ante su falta de respuestas y que trato de no perturbarme pensando en posibles variantes o soluciones a todos los acertijos que se entretejen adentro mio. Será que todo esto, al final, es un juego de mi propia mente paranoica, no sé, vos me sabrás decir mejor, que no hace más que jugarme malas pasadas y estados, que me engaña. O sea, porque también, ¡puede ser eso! Las respuestas no están en mí y me desvivo interrogando a todo el mundo para encontrar una solución. Pero nadie me entiende, nadie me escucha, y yo con estos pensamientos, después de volcarlos afuera, los recojo y me los llevo a otro lado. Como una bolsa de ropa sucia, ¿viste? Que vas acumulando ropa, así hasta llenar la bolsa y poder hacer que lo que gastes en el lavadero valga la pena, porque te lavaron un montón de cosas que fuiste acumulando. Mmm, me perdí ya, ¿a qué vine?
-... Bueno, y después de todo esto que dijiste, ¿por dónde querés empezar la sesión de hoy?
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