Colisión
"Esa noche el universo presenció un choque de planetas", así lo veo cada vez que recuerdo y procedo a situarnos en un lugar del pensamiento que se vuelve exclusivo para los dos. Me veo en el momento en el cual te vi, cuando me di cuenta de lo que iba a pasar. Buscaba tu mirada y me imaginaba recorriendo tus rincones, quería ser capaz de llegar ahí, a cada lugar. Era de noche y estaba bien. El mundo había parado en el momento que me acerqué. Te besé y me gustó. Y todo empezó. El juego era ver qué tan lejos podíamos llegar. Nuestras bocas se unieron, en lo que sentí que fue en un remolino de sensaciones entre las lenguas, que giraban, y las manos que iban haciendo lo suyo. Sintiendo con los ojos, con la boca, con la piel. Todo iba por dentro en mi cabeza y en cada partícula de mi cuerpo. Te veía venir hacia mí, cada vez un poco más.
El mundo continuaba inmóvil, lo único que se escuchaba era nuestra respiración sincronizada. En algún otro lugar, seguía ese choque de planetas, donde el universo volvía a configurarse cada vez más lento, un suceso astronómico que pasaba cada tanto. Y a lo lejos, en un rincón escondido en el medio de la ciudad, ajeno a los sucesos del resto, se daba este relato. Se formaba una figura de dos que pretendía volverse una, definida por una silueta negra que iba moviéndose de un lado a otro, que giraba, que se separaba, para volver a juntarse, cada vez con más fuerza. Era un constante continuar de ese delirio de contornos desiguales, que iban fusionándose para pasar a ser uno con la noche. Un choque de planetas que estaba pasando en el silencio de una habitación. Una colisión de besos ansiosos que explotaban en la piel del otro. Un evento más del universo que quedaba inmortalizado en el preciso instante en que estaba pasando, que juntaba dos cuerpos en un lugar y algunos recuerdos en un escrito.
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