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Tristeza de ciudad

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 Es verano y los días son más largos, más lindos. Hay otro ambiente. La ciudad está rara desde que te fuiste. Y pareciera que hace un año que está así. Es de noche. Y este marco se repite una y otra vez... En mi mente suenan canciones tristes y, entre ellas, entre sus melodías y sus letras, se mezcla nuestra historia. Ahí estamos vos y yo. Empezamos juntos. Seguimos. Pero algo, cosas del destino, nos separaron. Y ahora, yo en un extremo, vos en el otro... Ahora vuelve todo una vez más.  Trabajo mucho, pero no lo suficiente como para no recordarte, como para no pensar en vos. Entre mis obligaciones diarias, entre mis cosas, en algún hueco, tu cara aparece. Y junto a ella, se vislumbran tu voz, tus gestos, tus palabras. Y te extraño, extraño hablarte, saberte ahí. Extraño la ansiedad que me generabas cada vez que nos íbamos a ver. Extraño contarte mi vida, mis días, mis cosas más insignificantes. Y se me iluminan los ojos como la primera vez que te vi... Reacciono y me desvanezco junto

El príncipe que no tenía color...

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Había una vez una princesa que vivía en un mundo de ensueño, en un mundo color de rosas. Allí nada de la ajena realidad podía tocarla, allí los eventos  cotidianos del día a día no transcurrían... Todo era paz, armonía, perfección. Vivía rodeada de criaturas hermosas, todas ellas sin un dejo de maldad, todas  llenas de inocencia, de pureza. Los días eran mágicos, llenos de sucesos sin ninguna desgracia, sin nada fuera de lo que ella considerara normal. Dormía,  soñaba despierta, vivía en un trance donde nada malo podía pasarle... Ella sabía lo que era pasarla bien. Pero un día apareció su príncipe tan soñado, tan esperado. Él era perfecto, era añorado... Tenía todo lo que ella pretendía en un hombre: que fuera bueno, que la aceptara, que la cuidara y contuviera, que la quisiera o que, al menos, lo intentara, que la buscara para pasar tiempo con ella, que la eligiera.  El príncipe era azul, de un azul tan claro y hermoso como el cielo despejado, sin nubes, sin complicaciones. Era buen

Y ahora...?

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¿Qué voy a hacer con vos? Me estoy enfermando... (las relaciones interpersonales como padecimiento). Estoy pensando, tratando de encontrar un sentido, una explicación coherente, una justificación! Algo que me ayude a descifrarte a vos... Tengo miedo del futuro y de lo que pueda llegar a pasar... Te quiero decir todo esto (estoy saturada), pero no encuentro los medios. Y me quedo con todo atorado, a mitad de camino, con ganas de encontrar una salida, pero muriendo antes de llegar... Se acumula adentro mio y así muere, con el día, con mis pensamientos... Me odio por hacer todo mal y alejarte de algún modo. Me odio por estar tan involucrada, por querer la perfección. Me odio porque estás lejos (y de alguna manera, fue por culpa mia) . Algo hice mal, yo sé que fue así. Que algo modifiqué para que hoy nuestra realidad sea esta. Me amargo. Me angustio. Lloro. No sé qué hacer ni para dónde escapar... Las lágrimas llenan mis ojos, mis cejas se caen y mi garganta resulta anegada... Y así todos

Diario de un pedófilo (parte I)

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(Los hechos de este relato son puramente ficticios. Cualquier similitud con la realidad, es mera coincidencia). No me acuerdo de qué manera empezó todo. Pasó hace tanto tiempo que no voy a ser capaz de recordarlo por más que lo intente. Decidí escribirlo porque tengo  que hablarlo con alguien, no puedo guardarme todo esto para mí. Y no quiero que me vean inocente, es obvio que no lo soy. Sólo quiero que alguien escuche  esta campana. No hace falta decir mi nombre, no hace falta decir mi edad, son detalles menores. (Qué irónica  la palabra "menor" metida en todo esto...) Vivía en un barrio muy tranquilo de la periferia porteña, llevaba una vida normal: tenía trabajo, estaba estudiando, vivía solo en un departamento.  Tenía un lindo grupo de amigos, lindas personas con las que me relacionaba muy bien. Mi familia estaba lejos, pero no me importaba. Todo parecía felicidad  en mi vida, no había nada que fuera anormal o extraño en el desarrollo de estos acontecimientos. Pero

Cayendo...

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La Plata. Domingo. Mayormente nublado. ¿Cómo llegamos hasta acá? Hastío. Cansancio. Y una nostalgia increíble. Parece que en nuestro viaje los destinos van a ser siempre los mismos.  Pesar. Y todo esto que pasa no puede resumirse en una palabra. Es bloqueo mental. Es querer escapar de la dura realidad. Es hacerse el tonto esperando por algo que nunca va a pasar.  Es ese sabor agridulce de la esperanza que se frustra una vez más, que agoniza, pero que no quiere dejar de vivir. Es enojo, ante el mundo, ante mí. Es impotencia. Es dolor por la desilusión. Es extrañar, pero ponerse una máscara (o varias). Es tocar fondo una y otra vez, sin ver la superficie, sin asirse a nada.  Es caer constantemente en la negación. Es no poder hacerse cargo. Miro tu foto y tu sonrisa me duele en el cuerpo, en los ojos, en los labios. Te siento lejos, atravesados por realidades totalmente opuestas. Los pensamientos  se suceden uno atrás de otro, teñidos de color negro, empapados de lluvia acumulada.

Eme

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Si tuviera que hacer una lista para anotar las cosas que debía finalizar, definitivamente M estaría en primer lugar. Su cabeza sólo daba vueltas, hacia atrás nada más, como si sólo pudiera retroceder sobre los pasos ya dados.  Pasaban los días, pasaba la vida y sus pensamientos sólo iban en dirección al pasado, como si indirectamente quisiera clavarse dagas en el corazón. Un mar de dudas sacudía su presente y volvían interrogantes comandados por el penoso "quizás". Esa manía de preguntarse "qué hubiera pasado" se repetía constantemente en su cabeza, sin ganas de marcharse, sintiéndose cada vez más fuerte, resonando cada minuto con más estruendo, haciéndose implacable, invencible... Abriendo heridas internas de difícil cicatrización, dejando incertidumbre una vez más. Sacando la respiración y las ganas de vivir, las ganas de continuar... M era una incógnita que seguía en el mismo lugar en que empezó. Era un acertijo que no se despejaba, ni quería moverse de su cóm

Esperar

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Los días pasaron y fueron todos exactamente iguales. Parecían musicalizados especialmente para ponerse triste. El reloj no presentaba ninguna novedad. El cielo se pavoneaba orgulloso de su color azul claro y hasta el sol había asomado, iluminando todo a su paso. La vida transcurría con total monotonía. El trabajo se presentaba igual (o es peor) que todos los días. Los estudios estaban estancados, como siempre lo estuvieron. La gente pasaba a su lado de manera automática: algunas risas se reflejaban en su rostro, palabras y frases sin sentido se repetían una y otra vez. Aquellos ojos habían perdido brillo y la mirada se encontraba extraviada entre tanta superficialidad.  Empezaba la mañana, pasaban el día y la tarde, y llegaba la noche. Pero "esa" noche se encontraba vacía, no tenía nada nuevo que ofrecer... como su vida. Y miraba alrededor, esperando encontrar algo que la traiga de nuevo a la ruta del destino. Miraba el celular, esperando una señal, una llamada, un mensaje q

"En línea"

Los paisajes de la ciudad reflejan mi estado anímico. Es invierno, es de noche, hace frío. Yo estoy buscando un hueco en lo recóndito de este lugar, un rincón en el que pueda olvidar. La noche invita a embriagarse y a ir un poco más allá. Las ventanas están empañadas y el cielo amenaza con caer sobre nosotros. Estoy en el mismo marco en el cual estaba dos o tres historias atrás: nocturna, melancólica, triste, en soledad. Miro el paisaje como si éste fuera a darme alguna respuesta acerca de mis preguntas. Imagino situaciones, tratando de encontrarles la vuelta.   Trato (una vez más) de encontrar una solución, pero siempre me quedo a mitad de camino. Silencio. Vuelvo a quedarme callada, a oscuras y a tientas en la habitación.  La cama como transportadora. La mente como guía... Y pienso. Vuelve a anudarse mi garganta, como si estuviese taponada por palabras. Estoy en un círculo vicioso del cual es cada vez más difícil salir... y no tengo ganas ni interés en recuperarme. Soy una

Amaneciendo...

Otra noche más en esta fría habitación...  A sí estoy yo, extrañando y pensando...  Amanece.  Acabo de llegar.  Podría haberme quedado durmiendo.  Pero salí, me fui a buscarte.  Y ahora que vuelvo, al mismo lugar del que me fui, del que salí un rato para intentar quedarme afuera, pero no resultó.  Mirada al frente. Oscuridad. Mirada hacia adentro. Te extraño.  Revuelo,  nostalgias...  La mañana.

Con la sinceridad a flor de piel...

Hacía días que andaba dando vueltas en mi cuarto. Daba vueltas porque dudaba eso de querer salir o no...  Después de mucho pensarlo, analizarlo y desmenuzar el asunto, llegué a la conclusión de que me haría bien apartarme un rato de lo que en realidad "soy". Deambulé por varios lugares. Probé un poco de esto, un poco de aquello, hasta que encontré algo que me gustó y me mantuvo entretenida por un tiempo.  Necesito diversión, adicciones, nuevos vicios, porque es exactamente en esos momentos en  los que puedo respirar... Me divierto, sí. La paso bien, también. Pero eso es parte de una máscara que me veo obligada a mostrar cada vez que voy afuera. Dejo todo en esta  habitación, y lo traigo a la hora de volver, porque siempre vuelvo conmigo misma a cuestas, al lugar en donde soy mi verdadero yo, pero al  lugar en donde, al fin y al cabo, estoy sola. Ahora, en mis momentos de lucidez, es cuando me pregunto qué  parte de mí estaba metida en todo eso, y qué parte te llevaste cu

Un cuento

Hacía frío aquel verano. O por lo menos, así me sentía yo. Eran las 12 de la noche y sentía un ávido interés por prenderme un cigarrillo. Lógicamente, mamá no quería humo en casa y me mandó para afuera. Yo aproveché y me dediqué a caminar. El pueblo estaba desierto. Estaba al borde de la ruta, con una campera vieja y sin ganas de regresar; bastante me aburría estar en casa. Pasé por la puerta del único bar del pueblo, y logré divisar a los mismos de siempre, en pésimas condiciones, como era de esperarse. A pesar de aquella imagen deplorable, no pude evitar fijar mi atención en un hombre que se hallaba sentado en una de las sillas de la barra, mirando hacia donde estaba yo. Levantó su mano izquierda, en la cual tenía un vaso de lo que parecía ser whisky, y, con él, me señaló. Yo noté un calor alrededor de mi cara, y la sensación aumentó cuando su mano libre me invitó a ir con él. Me quedé perplejo en la puerta. Al cabo de lo que parecieron varios minutos, aquel desconocido se acercó ha

Colisión

"Esa noche el universo presenció un choque de planetas", así lo veo cada vez que recuerdo y procedo a situarnos en un lugar del pensamiento que se vuelve exclusivo para los dos. Me veo en el momento en el cual te vi, cuando me di cuenta de lo que iba a pasar. Buscaba tu mirada y me imaginaba recorriendo tus rincones, quería ser capaz de llegar ahí, a cada lugar. Era de noche y estaba bien. El mundo había parado en el momento que me acerqué. Te besé y me gustó. Y todo empezó. El juego era ver qué tan lejos podíamos llegar.  Nuestras bocas se unieron, en lo que sentí que fue en un remolino de sensaciones entre las lenguas, que giraban, y las manos que iban haciendo lo suyo. Sintiendo con los ojos, con la boca, con la piel. Todo iba por dentro en mi cabeza y en cada partícula de mi cuerpo. Te veía venir hacia mí, cada vez un poco más. El mundo continuaba inmóvil, lo único que se escuchaba era nuestra respiración sincronizada. En algún otro lugar, seguía ese choque de planetas, d

La llamada

Se escucha que suena el teléfono de una casa en las afueras de La Plata, en una noche de invierno. El lugar estaba en silencio, por lo cual, el timbre del teléfono sobresaltó a M..., que se encontraba en el sillón, sentado. Se dirigió a descolgarlo. Lo hizo y dijo "¿hola?". -Hola, M..., ¿cómo estás tanto tiempo? -Hola, A..., yo bien, ¿y vos? Luego de pronunciar esa frase, los sonidos que empezaron a salir del tubo se volvieron difusos. M... no escuchaba con mucha atención lo que su interlocutor decía. Venían palabras por momentos, un poco más fuertes que el resto, que le hacían dar cuenta de por dónde iba la conversación. Él se limitaba a jugar a hacerse el sorprendido o el preocupado, de acuerdo a lo que la situación requiriera. Así fue pasando un largo rato, en el cual M... pensaba porqué había descolgado el teléfono, si total, al fin y al cabo, no llamaba nunca nadie, no hacía falta, podría haberse evitado. -Bueno, M..., ya te actualicé un poco acerca de mi vida, ja

Noche de lluvia

"La lluvia adorna esta noche que parece que no quiere terminar. Doy vueltas en la cama... No quiero dormir. Mejor dicho, es imposible. Me detengo en silencio y escucho el recital de la naturaleza. Vuelvo a darme vuelta en la cama, esta vez mirando la pared, vestida del negro de la más pura y profunda oscuridad. Los pensamientos hacen juegos y combinaciones absurdas en mi mente. Doy lugar a todo. Pienso hipótesis. Sobreactúo desenlaces. Me imagino hablando y largo frases al aire, como si la única manera de accionar fuera dentro de mi mente.   Cierro los ojos, me quedo acostada boca arriba y sigo escuchando la lluvia allá afuera, y pienso de manera interminable... Y me pregunto qué pasó. Tengo frío, me tapo. Me cubro el rostro con ambas manos. Me volteo, agarro la almohada y la presiono contra mi cara, y así pasa. Pienso nuevamente en un dramático desenlace. Sigo escuchando la lluvia, que se volvió mi única compañía. Trato de pensar que mañana será otro día y que podría estar mejo

Monólogo en el consultorio del psicólogo

Lo siguiente se escuchó en un consultorio psicológico de Microcentro, en  -Ojalá pudiera tomarme todo con la misma liviandad que ahora, ojalá me pueda acordar, cuando me vaya, de todo esto que voy a decir. Me hago cargo de que estoy tratando de cambiar. Hay incógnitas en mi cabeza... Pero lo dije hoy: todo es muy sencillo, yo soy la rebuscada, yo soy la que siempre quiere darle una vuelta más a la tuerca, sabiendo que, consciente o inconscientemente, en algún momento se puede gastar, ¿entendés? Prefiero pecar de sincera a ser una hipócrita, te digo la verdad, ya estoy cansada... Bueno,  ¿qué más te puedo decir? Sólo prometerme a mí misma procurar no enroscarme más de lo que estoy... Y vos sabés que esto trae a colación que el otro día leí un posteo en facebook que decía  'todos los sitios son parte del viaje', pero la incertidumbre de esperar al próximo destino es lo que poco a poco me enloquece. Ese consuelo 'lo mejor está por llegar', ¿por llegar a dónde? Me brota l

Una noche más

He aquí una historia. La que me trae a este sitio precisamente. Entonces, empecemos... "Estaba nerviosísima. Llovía, hacía calor. Caminaba, iba y venía. El outfit no era el mejor, pero, ¿importaba acaso? Habían improvisado algo con su amiga F..., pero no se sentía muy confiada. Cada minuto que pasaba era una eternidad, y trataba de calmarse de la manera más sutil posible. Pero nada servía. Porque si bien, R... era lindo, la intriga era lo que jugaba más en contra esa noche. Intriga, porque, bien, ¿qué pasaría (claro está) entre ellos dos? Era la primera vez que iban a verse cara a cara, ¿qué iba a suceder entonces? Porque, explico... ella no era una experta en la materia. A esa altura de la vida, uno no sabe ciertas cosas. Y, en su caso, era torpe, nerviosa, tímida. En contraparte, lo que mejor le salía era seducir a través de lo escrito, en lo cual, podía exponer un caudal imaginativo de excelsas palabras dispuestas a transportar a cualquiera a alguna parte. Podía extenderse, u