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Mostrando entradas de abril, 2014

Un cuento

Hacía frío aquel verano. O por lo menos, así me sentía yo. Eran las 12 de la noche y sentía un ávido interés por prenderme un cigarrillo. Lógicamente, mamá no quería humo en casa y me mandó para afuera. Yo aproveché y me dediqué a caminar. El pueblo estaba desierto. Estaba al borde de la ruta, con una campera vieja y sin ganas de regresar; bastante me aburría estar en casa. Pasé por la puerta del único bar del pueblo, y logré divisar a los mismos de siempre, en pésimas condiciones, como era de esperarse. A pesar de aquella imagen deplorable, no pude evitar fijar mi atención en un hombre que se hallaba sentado en una de las sillas de la barra, mirando hacia donde estaba yo. Levantó su mano izquierda, en la cual tenía un vaso de lo que parecía ser whisky, y, con él, me señaló. Yo noté un calor alrededor de mi cara, y la sensación aumentó cuando su mano libre me invitó a ir con él. Me quedé perplejo en la puerta. Al cabo de lo que parecieron varios minutos, aquel desconocido se acercó ha

Colisión

"Esa noche el universo presenció un choque de planetas", así lo veo cada vez que recuerdo y procedo a situarnos en un lugar del pensamiento que se vuelve exclusivo para los dos. Me veo en el momento en el cual te vi, cuando me di cuenta de lo que iba a pasar. Buscaba tu mirada y me imaginaba recorriendo tus rincones, quería ser capaz de llegar ahí, a cada lugar. Era de noche y estaba bien. El mundo había parado en el momento que me acerqué. Te besé y me gustó. Y todo empezó. El juego era ver qué tan lejos podíamos llegar.  Nuestras bocas se unieron, en lo que sentí que fue en un remolino de sensaciones entre las lenguas, que giraban, y las manos que iban haciendo lo suyo. Sintiendo con los ojos, con la boca, con la piel. Todo iba por dentro en mi cabeza y en cada partícula de mi cuerpo. Te veía venir hacia mí, cada vez un poco más. El mundo continuaba inmóvil, lo único que se escuchaba era nuestra respiración sincronizada. En algún otro lugar, seguía ese choque de planetas, d

La llamada

Se escucha que suena el teléfono de una casa en las afueras de La Plata, en una noche de invierno. El lugar estaba en silencio, por lo cual, el timbre del teléfono sobresaltó a M..., que se encontraba en el sillón, sentado. Se dirigió a descolgarlo. Lo hizo y dijo "¿hola?". -Hola, M..., ¿cómo estás tanto tiempo? -Hola, A..., yo bien, ¿y vos? Luego de pronunciar esa frase, los sonidos que empezaron a salir del tubo se volvieron difusos. M... no escuchaba con mucha atención lo que su interlocutor decía. Venían palabras por momentos, un poco más fuertes que el resto, que le hacían dar cuenta de por dónde iba la conversación. Él se limitaba a jugar a hacerse el sorprendido o el preocupado, de acuerdo a lo que la situación requiriera. Así fue pasando un largo rato, en el cual M... pensaba porqué había descolgado el teléfono, si total, al fin y al cabo, no llamaba nunca nadie, no hacía falta, podría haberse evitado. -Bueno, M..., ya te actualicé un poco acerca de mi vida, ja