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Angustia

Se lo describí a mi amiga como un golpe en el pecho, que cortaba la respiración. Sabía que eran las penas, tan agobiantes, tan dentro, que comían las entrañas y buscaban salir a la luz, en el medio de la madrugada. En una habitación fría, le contaba, salían ellas a flote, se dejaban ver en forma de lágrimas, que caían, se escurrían, se iban. Le conté, además, que busqué las sensaciones físicas en google y no encontré nada. Los resultados arrojaban "ataques de pánico", "ansiedad". "Era solamente angustia", le decía y ella me escuchaba. "No encontraba lo que buscaba, así que me senté a crearlo yo, ¿sabés? A lo mejor esto a alguien le puede servir... Te cuento, sucede por una maraña de pensamientos (porque es siempre la cabeza, la maldita cabeza que no para de pensar), que se continúan, uno seguido de otro. Pensamientos que no son placenteros, que causan alguna tristeza, algún sentimiento negativo, que busca provocar dolor. De pronto, la mente se ve plag

Te invito un café...

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Si vas a querer conocerme, tenés que saber varias cosas acerca de mí: Que me gusta el color verde, antes que se hiciera tan popular Que me gusta la música, en la vasta cantidad de formas en que es creada Que amo a los animales, aquellos seres tan indefensos y tan sujetos a los caprichos de la mano del hombre Que me gusta la literatura clásica, la aburrida, la que ya casi nadie lee Que me gusta el café sin azúcar y me gusta tomarlo de a poco, a pesar que siempre termino tomándolo frío Que soy una mujer de excesos, nunca un punto medio, siempre todo o nada, y generalmente caigo en los vicios, porque siempre es todo Que amo dormir, porque es una forma de escapar de la realidad que no puedo soportar Que lloro mucho, puede ser por bronca o tristeza, pero prefiero hacerlo en silencio sin que nadie me vea o se entere Que me enamoré una vez en mi vida, pero que fue suficiente Que soy muy enamoradiza, sin embargo, pero después se me termina pasando Que soy muy feliz en el mundo de fantasías que

Clásicos de una película norteamericana

La escena abre con Rock city de Kings of Leon como cortina musical. Se vislumbra un baño en penumbras cubierto del vapor de una ducha recién terminada, en el medio de Capital Federal. La luz anaranjada se va haciendo presente en los espacios donde llega el lente de la cámara. En este panorama, se ve a una chica que se seca y procede a vestirse. La escena cambia y muestra sus pies, donde puede divisarse cómo se coloca la ropa interior y da la vuelta para ponerse las pantuflas. El plano ahora es la espalda de ella, que la enfoca envolviéndose en una toalla blanca y girando para tomar el resto de la ropa, con intención de proceder a salir. La cámara, entonces, apunta al parlante con luces de colores que está en el piso, que pasa a ser levantado por esta joven para luego abrir la puerta. Consecuentemente, la escena ocurre con la chica cruzando la puerta del baño, para luego mostrar la totalidad del departamento, que también está en penumbras. La falta de luz va siendo aclarada, a los ojos

Cuarentena

Día 30. El encierro pesa. Parece como si los sentimientos hubieran aparecido, repentinamente, y los pude escribir en este papel. Viene a mí de forma lenta todo lo que tengo que callar,  t odo lo que me desborda,  que no puedo decir y que solamente puedo volcar acá, en forma de poesía, en prosa, en narrativa,  porque es más elegante, porque este es mi lenguaje, porque es más fácil  contar mis sentimientos de esta manera que hacerlos propios,  hacerse cargo, hacerlos carne, sentirlos punzantes, adentro bien adentro. Sentir que quieren salir y que solamente salen versos. Sentir mis pedazos adentro haciendo ruido. Sentir resquebrajarse cada hebra. Respirar causa asfixia. Estoy rota. Llega la noche y con ella, te extraño, y puedo hacer muchas comparaciones para que entiendas lo que significa extrañarte. Para que entiendas que lo que ves  no es más que una mísera parte de todo lo que pasa acá adentro. Para que entiendas que cada respiración me cuesta

Los bloqueos del primer escrito

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Escribir nunca significó un problema para mí. Simplemente porque me siento amiga de las palabras, las conozco, puede hacer uso de ellas para contar cómo me encuentro. Siempre fue sentarme, con lapicera en mano, papel, anotador, libreta, agenda, aquellos lugares que me proponían un rincón blanco donde pudiera anotar vivencias de esos días que se habían ido sin gran relevancia y habían quedado vacíos. En otras ocasiones, había sido una notebook la que me oficiaba de cómplice para que yo largara esas ideas, para que las plasmara en algún lado y quedaran inmortalizadas en un archivo word. Y entonces salía un hilo conductor que llenaba los huecos en blanco. A lo mejor era una parte o un escrito completo, pero las palabras salían, fluían como el agua, como la brisa, como las horas que marca el reloj, como los días que se van (tan lentamente)... Son ellas que, de pronto, llegan y ocupan mi mente de manera desordenada, se aíslan allí un rato y si no las retengo en un escrito, se van, se pier

20/02- 01:36 a.m

Un hombre en la ventana Mirando el celular La luz del día asoma El bullicio se enciende Y el hombre continúa mirando el celular Respondiendo mensajes Cancelando reservas Clavando vistos Todo a través de una pantalla  Que le devuelve la mirada Y lo obliga a quedarse absorto en ella, en nadie más En medio de la mañana Desde afuera se ve a un hombre Mirando su celular Desde enfrente la gente que pasa Lo ve interactuar Él levanta la vista  Y el sol se posa en su rostro Pero el hombre continúa mirando el celular Voltea hacia mi lado Y dice que odia esa postura Pero no puede evitar reproducirla Mientras tiene su teléfono en la mano Balbucea dos palabras y vuelve a su tarea De mirar una pantalla en HD Y yo lo observo mientras pienso Que no es más que una presa de un magro sistema de reservas de una parva de mensajes que esperan respuesta de sus propios sentimientos que se vuelven poesía de la mañana que le indica que tiene que irse Y de mis versos triviales que l

Dibujo, 00:36

"Perdón, no lo puedo evitar: te veo pasar y tengo que ponerte las manos encima. No puedo eludir el impulso que me lleva a contornear con mis manos tu figura, poder sentir tu existencia, poder explorar cada centímetro de tu cuerpo. Con estas manos... Dibujarte, saberte, conocerte.  La nariz.  La boca.  El cuello.  El torso.  Las manos.  Los pies.  El pelo. Todo... No lo puedo evitar. Te veo y me tengo que ir sobre vos, y me veo en la obligación de respirarte, tocarte. Y tengo que sacar de entre mis labios alguna frase, algún rejunte de palabras que me haga sentir bien, que exprese lo que me pasa cada vez que pongo un dedo sobre vos. Y te miro, y me río. Y me gusta.  Y pongo una mano sobre tu pecho. Esto lo pienso, en tanto que te imagino, palpando con mis manos en la oscuridad, empezando un dibujo con la totalidad de mi mano. Llego a tus pies. Subo. Entrepierna. Te toco. Bajo. Subo, Sigo. Pie. Planta. Pierna. Subo. Axila. Brazo. Manos. Dedos. Hombro.

Los días son un block de notas...

La peor parte es poner una máscara para olvidar, un pretexto para sonreír al mundo.  Pasen las hojas que pasen, siempre, por una cosa o por otra, vuelvo al primer capítulo. Y ahí... inamovible, imposible, falto de realidad. ¿Qué es toda esta manía de pretender regresar de nuevo? (Redundante)   ¿De revolver en las hojas de un pasado que no va a retornar?  Me encierro en este mundo de historias. Se cierra un nuevo día. Vuelvo una vez más, a los inicios, al comienzo. Los episodios se continúan otra vez... Hartazgo. Adicciones y pensamientos que se sumergen en la bocanada de humo que se erige ante mí, como si mi mente se plasmara en ellos y yo los viera, los estudiara, desde afuera. Y todo sin solución. Y así ocurren las noches. Tan oscuras y repentinas, pero esperadas, deseadas. Y ocurre la vida, envuelta en encuentros clandestinos y en amores imposibles, en noches eternas que no ven la luz del sol. Y así ocurren las situaciones, tan vacías, tan lo mismo de siempre.

16 de abril

¿Qué son las despedidas, si no son más que ese sabor agridulce que nos queda en la boca, en el cuerpo?  Hoy nos despedimos, sí. Posiblemente, esta no es la mejor manera de expresarlo, pero es la única que encontré. Estamos al final del recorrido que iniciamos juntos. Estamos partiendo por caminos diferentes: vos afuera, yo hoy elijo quedarme acá. Lo único que bastó fue mirarnos a los ojos y recordar. La gente pasa por nuestra vida y nos deja algo. A esto lo podemos llamar: momentos, sentimientos, sensaciones, olores... Puedo decirte que lo que me dejaste vos fueron hermosos episodios, fue una etapa muy feliz que compartimos juntos. Puedo seguir escribiendo y contar una por una las experiencias que vivimos (que fueron muchas), pero no quiero extenderme (ni detenerme) en eso, sino simplemente agradecerte por haber sido tan importante para mí, por haber sido mi wonderwall .  Puedo mirarte a los ojos y querer balbucear estas mismas palabras, darles sonido, pero mis lágrimas asoman. Y no

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"... En un mundo donde tengo que pensar las palabras que voy a utilizar, para dar el significado exacto, para darle el misterio y la majestuosidad a la que estamos acostumbrados..."